A las 23:16 horas del día 15 de agosto de 1977, el radiotelescopio Big Ear de la Universidad del Estado de Ohio (EE.UU.) recibió, durante 72 segundos, una misteriosa señal que hasta ahora es considerada por muchos como la única prueba de la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra. 

Según los protocolos del observatorio, esa noche la señal audible no fue grabada, sino registrada en papel por la computadora, una IBM 1130 de 1 MB de disco duro y 32 KB de memoria RAM encargada de convertir los datos recibidos a caracteres alfanuméricos. 

Días después en una revisión de rutina, el profesor Jerry R. Ehman, quien trabajaba como voluntario en el proyecto SETI de búsqueda extraterrestre, descubrió una curiosa señal proveniente de la zona oriente de la constelación de Sagitario, que alcanzaba una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo. Era la señal más intensa que se había detectado por un radiotelescopio.

Emocionado, tomó un lápiz y la destacó como "WOW!", por la sorpresa que le causó tal anomalía. Las teorías de inmediato comenzaron a surgir, desde interferencias cercanas a la ubicación del radio telescopio, hasta lo más "obvio": un mensaje de alguna civilización extraterrestre. 

Dada la naturaleza del fenómeno, la señal tenía todas las condiciones para ser investigada a fondo por el SETI. Sin embargo, no volvió a ser registrarse nada similar, y hasta hoy permanece sin explicación. 

Desde entonces es conocida como la señal "WOW!".

Los dos sospechosos 

Casi 40 años después de la enigmática señal, Antonio Paris, investigador de la Universidad de Saint Petersburg en Florida (EE.UU.), anunció haber resuelto el misterio. Se trataría de dos cometas: 335P/Gibbs y 266P/Christensen, los que según sus cálculos, pudieron estar transitando por la constelación de Sagitario el mismo día y hora del registro de 1977.

De acuerdo a Paris, la señal captada no es más que la emisión de una radiofrecuencia de hidrógeno, algo natural en estos cuerpos celestes y que podrá ser comprobada en enero de 2017 y enero de 2018, cuando ambos transiten por la misma zona. 

Para ello, lanzó una campaña que tiene como objetivo reunir 16 mil dólares para conseguir un telescopio de 3 metros de radio que mida la radiación emitida por los cometas. 

Hasta entonces, sólo cabe esperar si el misterio se resuelve, o aún puede ser considerado como una supuesta prueba de vida inteligente. 

Fuente: The Guardian