Cuando el hombre moderno (homo sapiens) salió de África hace más de 60 mil años se mezcló con neandertales y denisovanos que entonces habitaban Europa y Asia y convivieron por un largo tiempo.

Esta convivencia hizo que a la fecha, europeos y asiáticos mantengan como parte de la herencia genética de los neandertales, entre el 2 y el 5% de su ADN y son varios los grupos de científicos que intentan identificar la influencia de esta información en lo que somos hoy día.

Esta semana, investigadores de la Universidad de Vanderbilt (Nashville, Estados Unidos) publicaron en la revista Science un estudio en el que revelan una correlación entre los genes heredados de los neandertales y algunas enfermedades modernas, tanto físicas como psiquiátricas.

Tras analizar el ADN de 28 mil adultos de ascendencia europea y compararlo con la información genética disponible de los restos de neandertales encontrados, descubrieron que enfermedades como depresión, adicciones, infarto al miocardio y queratosis actínica (exposición solar) corresponden a variaciones genéticas de este último grupo. Según los autores, dirigidos por Corinne Simonti, es posible que algunos de los alelos de neandertales proporcionan un beneficio en poblaciones tempranas de AMH mientras que se movieron fuera de África, pero que luego fue perjudicial en el ambiente de los occidentales modernos.